

Empecé a sanar, a trabajar en mí, a expresarme sin temor, a valorarme por lo que soy y no por lo que otros esperaban de mí.
Ha sido un proceso lento y a veces doloroso en el que aún me encuentro, pero cada paso me acerca más a reconocer la magia que hay en mí.
Hoy sé que mi propósito es inspirar a otras mujeres a encontrar su propia luz. Quiero que sepas que es posible sanar las heridas del pasado y construir un futuro lleno de plenitud.
Hoy miro al futuro con determinación, sabiendo que aquí estoy siguiendo el llamado de mi alma Y aunque los miedos del pasado aún puedan asomarse de vez en cuando, ya no tienen poder determinante sobre mí. Porque ahora sé que brillar no es un acto egoísta, sino un derecho y una forma de inspirar a otros a sentir el amor.